Cheescake
(Imagen tomada del Face de Takano Prince)
Cap. III:
Introducción al “embriagador” deseo…
Ese domingo en la tarde…
El sol estaba algo fuerte a las 3 y 30 de la tarde.
Pero la brisa era suficiente para apaciguar la calor, José Luis había llamado a
Dominic para un partido de Básquet en el Imán, el parque cerca del boulevard ya
que le día estaba muy aburrido para ambos, ellos se conocían de hace 3 años y
aunque no habían estudiado juntos antes siempre jugaban e iban a fiestas juntos
como amigos simples…
—¡Jo! Y encesto…— Bufo victorioso Dominic
en bermudas negras y camisa azul marina cuello “V”, ya que había encestado
después de una hora sin ninguno de los dos encestar…
—No tan rápido— La expresión cansada de
José Luis se transformo en fuerza en cuestión de segundos girando con la pelota
naranja en sus manos y encestando…
—Me sorprendió que aceptaras que alguien a
quien aparentemente no te agrada fuera tu tutor— Dominic se detuvo y dejo
que la pelota cayera al suelo sin ademan de agarrarla hasta que se percato se
agacho y la tomo…
—¿A qué te refieres?— El castaño pregunto
con bastante curiosidad, es decir; ¿Qué José Luis se traía entre manos?
—A que te alejes de Alessandro, eso es todo-—
El pelinegro muy blanco de tez se detuvo a mirarlo con atención…
—Explícate— Pregunto Dominic a su
“amigo”…
—No soy estúpido, quieres acaparar al pequeño
y ¿sabes? Lo elegí primero y te lo demostré cuando lo invite a jugar, esa es la
regla de iniciación con un chico —
—Ósea eres un maldito gay… Verro men de lo
que uno se entera…— Bufo el de ojos
verdes…
—No es eso, y lo sabes… Hablo del acto de
marcar al chamito que le tengas ganas y yo ya escogí…—Sentencio el achinado
ojos negros…
—Ese es un mito del liceo— Resoplo
incrédulo…
—No es un mito…— José Luis rio y se fue a
sentar en la segunda fila de las gradas… Dominic lo siguió y se sentó un tanto
alejado…
—¿Te acuerdas con el chico que jugaste
básquet a principios del año pasado? El alto de 1 90 cm greñudo castaño, por
quien las chicas morían por saludar— El achinado pero latino bebió un sorbo
de agua de su termo anaranjado...
—Sí, Evencio, de hecho ganamos el trofeo del
campeonato TLA (Tres liceos en Anaco)— Se acordó Dominic...
—Pues el sí marco a alguien, de hecho el
chico estudiaba tercer año... Y tú debes medio conocerlo, es el rubio ojos
verdes, Germán...— Obvio el pelinegro...
—Si lo conozco, ¿Qué tiene que ver él?—
—Jajaja pues, ese es el chico que Evencio
eligió el año pasado, ¿recuerdas que estaban muy pegados, que incluso después de
cada juego Germán lo esperaba y se iban riendo y demás?... sí, todo bien, hasta
que en la primera práctica de graduación Germán apareció golpeado y con el
labio roto ensangrentado— Rio leve el que tenía en mano el termo de agua...
—Ve al grano... — Resoplo un poco
fastidiado el castaño.
—Resulta que un viernes después de las
practicas de premilitar se fueron a la guarida de los salones por la cancha y
como todo queda solo pues, Evencio y Germán lo hicieron, de hecho lo vimos
desde la esquina de la calle cuando salían y como Evencio tomaba un taxi y
subía con Germán, le gritamos a ver a dónde iban y el solo grito que iba a su
casa a jugar video juegos... si, como no y “le creímos”, perfectamente vimos
como Germán no podía caminar bien— José Luis rio, pero más bien pareció un
mal gesto...
—Que yo sepa, Germán es tu pequeño primo...—Dominic
se removió incomodo...
—Sí, pero Germán decía que eso era entre
Evencio y el... Se lo advertí, pero bueno ese día de la práctica de graduación,
Germán le insistió que no lo dejara que se lo iba a decir a su novia Miriam, el
resultado fue una golpiza hacia él y cuando lo supe lo agarre en la salida le
partí la boca y le rompí una costilla, es decir; si te gusta un chico y lo
tomas no puedes golpearlo después... Germán no se lo dijo a su novia y por eso
tuvo en terapia por vario tiempo...— El de rostro un tanto achinado se
mantenía inerte contando aquello mientras Dominic solo lo miraba con
parsimonia.
—No entiendo todavía— El chico anémico
resoplo y se recostó de las gradas...
—Quiero dejarte en claro que no debes de
molestarte ni nada acerca de lo que quiero con Alessandro— Sonrió de
lado...
—¿Recuerdas Antoni de 3er año, el chico
popular pelo negro y corto ese que tocaba la guitarra eléctrica genial, quien
le dedico una canción a su novia?... Pues él y Carl el morenito ojos miel alias
Pollito, eran muy amigos hace ya dos años y ciertamente su amistad termino un
día en una clase de biología, ya que le dijo mariquita a Antoni, pero lo hizo
porque Antoni después de estar con el tenia que a juro aparentar terminándolo,
Pollito no lo entendió y casi salió ahorcado en el salón... y por eso ellos
jamás cruzaron palabras—
—Vaya, Antoni... Jamás lo imagine, pero eso
no quiere decir que eso sea bueno o correcto— El chico anémico estaba
abriendo los ojos... es decir todo aquello el juraba que era mito...
—No, no, no... Todavía no entiendes incluso
Turip el más inteligente, rudo, fuerte, que por cierto estudiaba quinto año
contigo el año pasado... él no tomo a un niño... no, el prefirió al profesor
Dave, el de química, el flaquito cabello negro. De hecho viven juntos y se
excusan tras decir que son familia siendo falso—
—Y tú lo harás, solo que tienes en mente a
Alessandro... eso es repulsivo— Se levantó Dominic ya consciente de lo que
quería José Luis.
—No te hagas el idiota... Alessandro es lo
suficientemente atrayente, lo que me preocupa es tu cercanía con él, solo
quería reitératelo, Alessandro va a ser mío—
—¿De qué demonios hablas? Tienes novia y se
llama Mi Lu igual yo que tengo novia— Dominic se cruzó de las manos mirando
a José Luis...
—Solo lo quiero tener debajo de mi gimiendo
mi nombre ¿ok? Quiero ver a ese niño que muera por mi y si de aquí allá sigo
teniéndole ganas no voy a terminar con él... por Mi Lu ni te preocupes, ella no
tiene por qué enterarse-— Bufo con increíble estupidez y desdén el
pelinegro.
—Si lo obligas a hacer algo te juro que te
matare, a él no te acerques... ¡Eres un maldito pervertido!!!—Dominic alzo
un tanto la voz y cuando se iba a girar se detuvo...
—Es mío, Alessandro es mío, y no te interesa
si soy o no un pervertido que quiere tener a ese lindo rubiecito en su cama—José
Luis chasqueo la lengua y con un gesto de superioridad se iba alejando mientras
los rojizos rayos del sol salpicaban a ambos chicos en ese parque...
—No estés tan seguro José Luis...— ¿Sonaba
a reto aquello?
.
.
.
—Detalles, solo detalles...— Era lo que
el pelinegro achinado le decía a una intrigada Nicol.
—Tú si vas a ir ¿Verdad Ale?— José Luis le sonreía con amabilidad al nene casi
rubio quien lo miraba algo no muy decidido.
—¿A dónde?— Si, esa
voz sin tono alguno provenía de un castaño oscuro que llegaba de sorpresa por
detrás y con manos en los bolsillo, miraba con desidia a todos los demás.
—¡Ay! Yo amo la playa— Chillo la rubia robusta y tierna con crespos
ondulados y largos en su pelo, amiga de Nicol.
—Nadia eso ¡todos! Los sabemos— Nicol le respondía a la catira con ojos marrones relucientes
por la idea del pelinegro.
Mientras
nadie veía, excepto José Luis, Ale miraba a un intolerable chico ojos verdes,
que solo esperaba que le explicaran los planes. Cuando de repente unos cabellos
chocolate, lisos y largos se movieron en
el aire cual hojas marrones cayendo en otoño, aproximándose a alguien.
—Amor, es que José Luis está invitándonos a un viaje,
a la casa de playa de sus tíos, como ya llega Semana Santa y ninguno tiene algo
divertido que hacer—Una chica de piel muy
morena, de cuerpo de modelo y con espectaculares ojos azules abrazaba a Dominic
y le besaba… en los labios. Esa acción dejo al más pequeño de todos con una
expresión decepcionante. Entonces ¿Esa chica era la novia? Esa, que siempre
andaba con Nicol.
Pero cierta persona desbordo una gran
sonrisa tomando de la mano a Ale y mirándolo directamente a os ojos.
—¿Vas a venir conmigo?—
—Claro— Le
respondió un aturdido chico ojos miel a un muchacho alto y achinado cabellos
negros…
—Si— Ale
sonrió inocentemente, cerrando sus ojos. Cosa que hizo que todos los presentes
como el grupo de Nicol y Germán se enternecieran y se emocionaran de que el
pequeño asistiría, todos menos Dominic que miro a José Luis con el ceño
fruncido.
La pregunta era ¿Por qué Ale sentía una
pequeña punzada en el pecho?
Probablemente sería la dulce pareja
presente.
—Tus papas no dejaran ir a no sé qué parte a alguien
como tú ¿o sí?— Dominic le hablaba
seriamente al pequeño, pero en vez de que Ale rastreara la preocupación del
castaño, rastreo especie de reto, lo cual no le gustó en absoluto.
—S-sí me dejaran—
Respondió cabizbajo el nene con unas enormes ganas de ir a casa y abrazar
fuertemente a Cheescake, a su conejo de felpa, de seguro su abrazo disiparía
ese sentimiento, olor a amoniaco, solo olor a dolor… a lágrimas que serían
cautivas a costa de todo.
—Además yo estaré contigo, no habrá problema— Sonrió feliz y un aparente vencedor.
.
.
.
—Yo tengo sed y hambre así que has detener esta cosa— Dominic le hablaba a un conmocionado José Luis que
creía que cierto amigo suyo no iba a ir a la casa de playa para no truncar
cierto plan.
Efectivamente ya había llegado Semana Santa…
Dulces y calurosas vacaciones dentro de un dulce verano caribeño con
olor a coco y piña, sabor a ceviche en la playa.
Estaban subiendo para llegar a la casa de
playa, y se detuvieron, aunque ya venían viendo la playa azul cristal y verdosa
cuesta arriba, cuando bajaron de la Van, vieron y sintieron la brisa salina,
las flores de cayena tan rojas como algunos amaneceres y atardeceres con hojas
verdes intensas daban una vista realmente agradable con todo y accesorios
artesanales. Las chicas apuntaban las flores y la playa, felices y contentas,
mientras los chicos se estiraban, menos cierto pequeño que la verdad, sentía un
poco de nostalgia aunque encontraba todo eso aún más hermoso viajando en
compañía de tales amigos y amigas.
Ale se escondió tras el fuerte abrazo que
le daba a Cheescake al cual le dio un rayo de sol del mediodía e hizo brillar
un ojo (botón) de este, José Luis logro ver ese rayo, justo sintió presión en
el estómago y salió corriendo a un baño de la parada, seguramente a vomitar.
Dominic que bajaba los brazos, producto del estiramiento, miro al pequeño que estaba
un tanto desubicado con su camisa blanca muy fresca con un estampado al frente
del osito de Rilakkuma saludando, junto con unas bermudas azules oscuras y en
vez de sandalias, el nene cargaba unos Converse marrones corte bojos sin medias…
sumándole al conejo de peluche negro, un niño de dulce, dulce presencia.
El mayor recordó que después de pasar ese
rato juntos desde aquella vez, fue como si el mismo viese fabricado y puesto
una barrera entre él y Ale, lo peor es que ahora viendo a su compañero, a su
mente se le venía la idea del por qué a esa barrera.
.
.
.
—¡La verdad, l-la verdad es que tengo una obsesión por
el café y tengo una tacita con carita feliz!—
Una embriagada y llorosa Nicol se encontraba diciendo su secreto a su amigas en
plena sala, frente a una televisor apagada, todas las chicas se encontraban
sentadas en el mueble gris más grande, excepto Nadia que se encontraba en el
suelo de rodillas. Todas se deprimieron pensando en sus secretos, sus peores
secretos guardados.
Todo producto de que habían llegado a las
tres de la tarde y habían decidido tomar mucha sangría, minutos después, ya se
encontraban las chicas en un profundo y embriagador sueño sin oportunidad de
despertar al instante sino hasta el otro día.
Mientras, los tres chicos se encontraban
en la cocina, los dos altos sentados en la barra con un par de cervezas y más
el de ojos miel que se hallaba, parado.
—Ale ¿Te sientes bien?— Ese tono de provecho…
Adivinen ¿Cómo se sentía el pequeño?
Ale
se aferraba a su conejito de felpa, tal como si el piso fuese una gelatina que
en cualquier momento se caería… sus mejillas estaban algo rojos algo sonrosados,
como dos tomates cherry en cada cachete, en cuanto a sus ojos caramelos, estos
se bañaban de una dulce confusión y a la vez
aparecía un embriagador deseo…
Por lo ventanales de vidrios con las
cortinas crema ya corridas, se observaba una luna plateada junto con miles
brillitos señalaba una atmósfera algo tranquila. Ya eran como las nueve de la
noche, al menos eso marcaba el reloj en medio de la puerta amplia y ovalada
arriba que daba a la cocina de la casa…
De improvisto una mano con dedos largos y
blancos se acercaba mansamente hacia el más pequeño del grupo…
—¡No me toques!— Ale
exclamo por lo bajo mirando directamente y con expresión de fastidio a los ojos
de José Luis, quien se asombró y miro Dominic que estaba tan abrumado como él.
—¿T-te siente bien?—
José Luis le volvió a preguntar…
—Quiero, quiero…—
Ale sin duda tenía sus ojitos algo brilloso y mirando con tristeza sin lucidez
al de ojos verdes.
—Ven, vamos a dormir pequeño— Dictamino algo molesta el de cabellos cortos y
negros como el carbón…
Su manos iban hacia a Ale hasta que…
—¡No quiero!— Exclamo
no muy alto…
—¡Ya es hora de dormir!— Esa oración salió de los labios algo rojos del de
ojos negros. Intento cargarlo pero Ale con la cabeza baja, sin ver, soltó una
de sus manos y esquivo el agarre…
—Quiero dormir con mi hermano mayor— Dijo sin tono dulce… solo con tono realmente
afligido infantil mirando hacia abajo, realmente hacia la nada.
El de ojos verdes solo lo observaba por lo
bajo, sin decir ni moverse, solo con su vaso de vino tinto…
—Ya, estás borracho, así que ven conmigo— El de cabellos negros cual sus ojos, cual noche sin
luna tenía un objetivo entre ceja y ceja.
Hasta el mejor nadador se ahoga.
—Te lastimara si te vas con él, Dominic no te salvara—Esa voz elegante y que incitaba a querer escucharla
de nuevo se dio lugar, aunque solo y exclusivamente en los oídos de Ale.
“No importa”, pensó molesto y triste Ale…
y ahora es que se venía a dar de cuenta que Sorren no tenía reemplazo. Por fin
su cabezo hizo énfasis en la palabra “tragedia” que se ajustaba perfectamente
cuando Sorren murió.
Un cuento de hadas para niños y niñas,
adornar las palabras no le quitara lo que realmente significa o significó ese
momento.
—Jajaja— Rio
divertido con risa risueño el pequeño castaño recordando un beso entre personas
donde una de ellas era por el que quería de “hermano mayor”.
—¡Sí! Tengo sueño—
Una sonrisa transversal paso por los
labios de José Luis, su objetivo estaba casi listo, aunque en su mente tenía
muy presente ese chico, su amigo, Dominic.
Dominic se encontraba en una batalla entre
decir que Ale se fuera a dormir con las chicas o que él mismo se fuera a dormir
con el pequeño y eso no estaba bien, porque él sabía por qué al querer de
dormir con el de ojos miel…
—Ok, ya está…—
Dictamino en tono de victoria total el de labio rozagantes y piel blanca, José
Luis.
Los brazos torneados envolvieron al
pequeño y lo escoltaron rumbo a las escaleras, dejando a un Dominic confundido,
molesto y con temor de ver llorar a Ale, pero a la larga eso a él no le
incumbía a pesar de decirle esas cosas a José Luis de que no se le acerara al
pequeño o que no le hiciera daño. Todo eso pensaba mirando fijamente su vas de
cristal con un poco de vino tinto.
Ale y José Luis subían las escaleras de
manera tranquila hasta llegar al último peldaño de madera clara pulida y con
eso lograban girar a la derecha, la segunda puerta… al abrirla el más alto, se dejó ver una cama
de sabanas verdes oscuras para dos, junto un mueble verde olivo que daban
frente a una peinadora de la misma madera que la cama y de las mesitas de
noche. En ese espejo se vio Ale y aunque su mente estaba un tanto mareada se
dio cuenta que no era justo lo que le había hecho a…
-Recuerdo-
—¡Ángelus! Jamás serás mi hermano mayor— Esa tierna
pero agitada voz que se escuchaba en el solitario pasillo de la escuela daba a
un salón, donde un chico de nueve años de tez morena y cabellos de rulos y algo
largos se arrinconaba tras el escritorio mientras un niño castaño muy claro con
ojos miel que expresaban rabia una rabia infantil, algo maligno, él miraba
desde lo alto.
El uniforme que tenían, compuesto de
camisas blancas, que estaban manchadas de un rojo que se había oscurecido un
poco y pantalón azul marino, destacaba como la suavidad de la escena hacia algo
ficticio.
—Te dije que mataras al hámster, te dije que se me
hacen viles, te pedí simplemente que lo mataras para no llevármelo en la semana
que me toca— Hablaba Ale a
regañadientes con ira…
—S-sí soy tu hermano mayor n-no debieras de
g-golpearme— Tarareaba el arrinconado
con sus ojitos llorosos el pequeño moreno, ya que Ale lo había golpeado porque
la sangre que anteriormente traía en las manos era por una cortada que se había
hecho luego de liberar cierto roedor.
Pero Ale vio que el roedor de pelaje
marrón y manchas negras salía del baño, lo tomo y lo guardo en su bolsillo,
regreso al salón a esperar una explicación…
-Fin del Recuerdo-
José Luis logro que se acostara el pequeño
“dormido”…
¿Abusaría de él ahora?
Pero a la mente del pequeño dulce y
caprichoso llego la imagen de Milo, su profesor de sexto grado con quien había
perdido su virginidad…
-Recuerdo-
Ale levanto su rostro hacia el reloj
redondo rojo y blanco que había sobre la puerta…
—Eres hermoso Alessandro— Ese susurro provenía del salo 6-D, ya era muy tarde
y no quedaba nadie en la escuela, la puerta estaba bajo llave y en el
escritorio se encontraba una escena que para muchos, que para la mayoría era un
crimen, una aberración y ni hablar del pecado que tenía ese hombre mayor de
treinta años de edad bien parecido, quien tenía en su regazo a un lindo niño
acariciando su espalda…
Ese hombre de camisa tres cuartas marrón
con cabellos castaños que se mecían con el ventilador del techo, y con sus
brazos blancos cargando a Ale, ese hombre era el elegido por ese niño, como su
“hermano mayor”.
Ale volvió a levantar su rostro hacia el
reloj redondo rojo y blanco…
—Jamás pensé que amar a un pequeño mocoso como tu
fuera real— Su voz era dulce para con el niño, y
la verdad es que si amaba a ese niño y aunque muchos no lo comprendan, Milo de
sonrisa encantadora había accedido a estar piel a piel con el niño solo por
petición y amenazas infantiles que a la larga él la tomo muy enserio y
procedió, doblando su sentido común, su seguridad como civil y sobre todo,
doblando la seguridad de su ex novia embarazada.
Ale volví a alzar la vista a la hora…
—Quiero que me beses y me vuelvas a hacer lo del otro
día, ahora— Ordeno con esa voz que no lograba
percibir muestra de lo infantil, dulce e inocente de Ale. Solo era un niño que
pedía algo como eso.
—No, te dije que cuando lo hicimos que quería que
crecieras o al menos que pasaran un par de años, aunque te amo, sigues siendo
un niño, discúlpame Ale—Justo beso la frente
del pequeño.
—Hazlo o le diré a alguien lo que me hiciste en tu
casa cuando me dabas clases particulares— Ale
tomo una cara de cachorrito con doble intención, lastima y amenaza.
—Está bien, pero no lo hare hasta el final— Musito Milo dispuesto a besar en el cuello blanco y
lindo del castañito…
En un instante Ale le había desabrochado
con sus pequeñas y lindas manos la camisa al mayor mientras una camisa blanca
salía los aires y aterrizaba en algún lugar en conjunto Milo iba desabrochando
lentamente los pantaloncillos del menor que por tantos besos y caricias en su
cuello y espalda estaba algo rojo y embelesado… justo una pequeña sonrisa se
dio transversal.
—Supe que Ana está embarazada y cuando te vino a
llamar… le di una galleta y le dije que tu novia la subdirectora estaba
encerrada en el baño contigo— Musito
leve el nene de ojos miel. Milo se detuvo en seco.
—¡Tú fuiste quien nos encerró!— Exclamo recordando lo obvio del asunto, y la verdad
era que entre la subdirectora y Milo no había absolutamente nada, todo era
invento del pequeño Ale. Ale no perdonaba que…
—¡Tendrás a un bebe!—
Ale lo apartaba y la situación de tornaba forzosa.
—¡Sabes que te amo! Sabes que eres mi niño—
—¡No! Suéltame— Grito
Ale, mientras Milo giro a Ale sobre el escritorio,,,
…Crash…
Se abrió la puerta…
.
.
.
Milo termino su vida en la cárcel y con el
corazón en mil pedazos…
-Fin del Recuerdo-
José Luis comenzó a besar levemente la
oreja del pequeño que se hacia el dormido el cual pensaba ahora en cuando había
enredado a Sarah entre lágrimas para que estuviera con él… Sarah hasta dejo
plantado a su novio por ese pequeño, por Ale, ella había renunciado a su
felicidad.
—Ahora Ale ¿Qué cosa horrible le vas a hacer a José
Luis? Ni siquiera pasas al muchacho— Una
risa baja pero altanera se dejó escuchar desde los brazos de Ale, Cheescake.
Al se levantó y alejo gentilmente a José
Luis, y sin pestañar saco un pequeño frasco con spray y rocío al de ojos negros
que se hallaba dispuesto y se sorprendió cuando aquel roció inundo su rostro.
—Aló— Ale
hablaba través de su celular blanco y táctil, eso sin soltar a su conejo…
—Joven…—
—Estaré afuera, Francesco tenías razón, no seguiré
jugando con las personas…—
Lo seguido fue cuando el castaño colgó y se
giró a mirar a José Luis durmiendo tranquilamente, gracias al éter que le había
arrojado…
—Es mejor así… gran imbécil pensó que estaba usando
cuando en realidad era al revés… dale gracias a tus amigos, a Cheescake y mi
psicólogo y guardaespaldas que no te hice nada malo—
.
.
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La ruedas de la maleta mediana roja y el
pequeño venían hacia al frente de la puerta… justo salió Dominic.
—¿Adónde vas?— Dijo el
de ojos verdes, descalzo.
—A casa…— Ale
bajo el rostro al sentir tantos latidos solo por el hecho de que él le
estuviera hablando pero hubo una duda en esos latidos ¿En verdad amaba a
Dominic? Pero de igual siguió he hizo omisión de aquel reflejo.
—Ale, ¿ese imbécil te hizo algo?— Dominic se inclinó y tomo de los hombros a un rojo y
tierno niño… Ale solo negó con la cabeza despacio sin realmente mirarlo a los
ojos.
—Lo siento ¡Lo siento! Iba a impedir que te llevara
pero estaba alerta por si él te dañaba dime ¿Qué demonios te hizo?—
—Sé cuidarme solo, lo dormí con un poco de éter— Ale sonrió cerrando sus ojos y dejando que ambas de
sus mejillas se le humedecieran por una gota de lagrima.
Dominic se sorprendió…
—No soy seguro, así que aléjate de mí, nos vemos— Ale procedió y abrió la puerta y antes de volver a
cerrarla…
—Aunque sí quieres tener algo conmigo, deja a tu novia
y luego avísame, contigo me gustaría tener algo serio… por primera vez— Lo último lo musito más para él mismo que para
Dominic.
Una vez que salió Ale de aquella casa de
playa, su guardaespaldas con piel blanca y cabellos oscuros estaba allí,
esperándole de brazos cruzados, con una sonrisa oscura y encantadora.
—Interesante… después me dices que mi manera
de comportarme es incorrecta— Una voz sutil y casi madura salió de los labios
rojos del pequeño castaño, quien soltó una risa corta y seca, llena de
sarcasmo.
—No sé
de lo que habla, joven Ale— Hubo un brillo ligero entre la mirada del más alto,
quien siguió al niño.
—Cheescake, ¿No que los humanos son criaturas
muy poca cosa para ti?— Dijo con burla el menor justo antes entrar al auto
oscuro.
—Jamás he dicho algo así, “poca cosa”, no… es
solo que lo efímero se hace realmente interesante ante la presencia de alguien
que ya ha vagado a oscuras por tantos siglos, sin tener algún rumbo—
“Franchesco”, el de cabellos negros y cuerpo bien formado cerró la puerta
trasera del carro tras Ale entrar para él entrar como piloto.
—¿Cómo lograste posesionarte de ese cuerpo?, antes lo
hacías, pero no durabas ni los dos segundos—
Dijo el castaño claro sin atisbo de temor, sin temor ¿Por qué lo tendría? Si
quien estaba allí, a su frente, era Cheescake, su Cheescake, quien le había
quitado un poco el dolor aquella vez cuando perdió a su primera persona más
importante, más especial.
—Estuve estudiando a Franchesco, y su físico estaba
dentro de los límites semejantes a mi alma ambulante… además que ayer fue
apuñaleado en el estómago, no resistió, salió por un momento y logre entrar
fácilmente— Sonrió el pelinegro desde el
retrovisor para ver el rostro pensativo de Ale.
—¡Jajaja! Lo que quieres decir es que el peluche te
quedaba realmente apretado y por eso ni te podías mover— La risa burlesca e infantil se escuchaba mientras
Cheescake, ahora “Franchesco” manejaba y solo colocaba un gesto de
entendimiento y con ello volvía su vista al camino.
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=O Cheescake no era producto de su imaginacion?¿ Rayos que pasa luego!!!! T______T
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