Brillos

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viernes, 31 de mayo de 2013

Cheescake Cap. II


Cheescake
Cap. II:
Introducción “picante” al capricho…

 —Esa es la clase de hoy ya vamos a mitad del segundo lapso así que por favor pongan esfuerzo para levantar esas notas— Sonrió el profesor de física de camisa amarilla que iluminaba de forma extravagante aquel salón…

Mientras Ale como siempre se quedaba de casi de último, ya que:

1, No le gustaba quedar atorado en el bulto de alumnos en la puerta.

2, Le gustaba la presencia de Dominic, y más que era miércoles y física era a última hora y el antes el mencionado se disponía a dormir tranquilamente…

¡Qué bien que no se hayan ido muchachos!— Hablo fuerte el profesor una vez que solo estaban en el salón un sonriente José Luis, un dormilón Dominic y un retraído pensador de tarta de coco Ale…

¡Dominic!!!— El mayor grito fuerte y claro haciendo que el citado diera un respingo en su asiento, despertándose bruscamente.

Que bien, en fin, quería hablar con los dos, José Luis ¿puedes salir un momento por favor…?—El pelinegro asintió y partió del lugar algo preocupado por sus amigos, más que todo ¿Qué malcriadez haría esta vez Dominic?

¿Qué pasa Profesor?— Gruño sin vergüenza el castaño oscuro, mientras el profesor le sonrió como entendiéndolo, al fin, él también había sido un estudiante un día…

Señor Díaz ¿está consciente de su situación o no?— Le hablo el mayor…

Si…— Musito abatido el de ojos verdes.

Bueno, aquí tengo frente a mí, a mi peor alumno y a mi mejor alumno de lo que va de año escolar ¿Quirós?— Pregunto alto el profesor llamando la atención de Alessandro.

¿Qué?— Inclino su cabeza de un lado y abrió los ojos caramelos infantilmente demostrando clara ignorancia.

¿Tendrías algún inconveniente con ser el tutor de Dominic?— Pregunto el profesor.

Perfecto…” Si, esa vocecita era Ale…

Aunque si quieres pedirle algo a cambio, estás en tu derecho— Rio el profesor viendo como Dominic miraba al pequeño con el entrecejo arrugado…

P-pues, a mí no me salen los cheescake, así que quiero uno— Soltó el más pequeño mirando como el profesor parecía divertido con la situación y Dominic solo estaba alli, confuso…

Está bien… José Luis no debió decir nada de que yo sabía preparar postres…— Musito lo último muy bajo, terciándose el morral en su hombro el chico más alto…

Por otro lado, la extraña curiosidad que tenía Ale por ese chico ¿apático?, pues quizás era así solo porque se había enterado que Dominic tenía un raro don para preparar ricos postres… ¿O había algo más…? Pues, él quería averiguarlo como fuese.
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Por eso te dan esos datos; es decir “T” y “g”…— El ojimiel convencido de la lógica que tenía un ejercicio de física miraba con incredibilidad a Dominic. Ya de por si era un verdadero milagro que viera sacado notas regulares las últimas semanas en física.

El salón se encontraba vacío y a esta hora, 1:30 pm, no hay nadie a la vista…

Ok, pero esa raíz… y recuerda que justo este número quedara como variable porque su resultado puede variar y esta será tu constante porque obvio que su cantidad no cambiara— Los ojos verdes del castaño oscuro daban ademán de fastidio. Odiaba física.

Siempre estará allí, así es más fácil despejar y ya te he enseñado a como despejar más fácil— Sonrió el niño al decir esto, no obstante ese niño no tenía tanta paciencia, solo quería pasar más tiempo con él… si, estar un poco más cerca, más cerca.
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Gracias— Ese “gracias” lleno con un eco al salón solitario, ya los dos chicos iban a salirse, ya Ale había explicado mucho y al menos el mayor entendía un poco, teniendo noción de los ejercicios que se le aproximaban…

P-pues, ayer me dijiste que me pagarías el cheescake hoy…— Los ojos inocentes del pequeño se abrieron curiosos hacia el más alto.

¿Dónde está? — Gruño con un puchero adorable y a la vez malcriado.

¿Esto será un broma?” Dominic estaba seguro que él estaba jugando, jamás había visto tal faceta viniendo del pequeño…

Si mocoso, el lunes te lo doy, chao— Iba caminado cerca del escritorio del profesor, no obstante algo lo detuvo, era una pequeña mano delicada que sostenía firmemente su camisa marrón…

Qué dem…

¡Me lo prometiste!— Ale grito y a la vez mantenía su cara baja… Ok, Ya había mencionado que nuestro pequeño ama los dulces, pues tras su amor hay una gran obsesión así que el error del más alto fue prometer algo (¡Un dulce!) que se le había olvidado por completo.

Oye niño, suéltame— Su voz fría de siempre arremetió contra el ojimiel que mantenía su mirada baja.

¡Lo quiero ahora!!!— Ordeno el pequeño levantando su dulce voz con una pizca macabra.

Dominic no quería golpearlo, es decir; era un niño tierno que lo había ayudado con sus clases, pero la pregunta era ¿Por qué Dominic no lo empujaba o algo violento como siempre?

Hasta que cayó una gota de agua al suelo…

…!Badoom!!!…

     ¿Un latido? Abrió sus verdes ojos al máximo… sin duda el mayor se asusto, aunque no le había hecho nada al pequeño, no quería hacerle daño ni nada parecido…

Ven… ¿Si?— Una voz gentil salió del rebelde aburrido, del chico apático… Eso era una gran sorpresa…

Hasta Ale se sorprendió de haberle escuchado así, pero no por eso alzo su mirada, el solo asintió con la cabeza. Pudo sentir claramente como Dominic pasaba sus manos debajo de los brazos hasta cargarlo y montarlo en el escritorio, pero el niño se rehusaba a mirarlo… El mayor alzo lentamente su rostro, alzando su barbilla diminuta, Dominic sintió una corriente recorrer su cuerpo cuando vio al niño con los ojos un poquito humedecidos y sus mejillas un tanto sonrojadas producto de su irritación…

Lo quiero ahora, y-yo… A mí me encantan los postres— Le musito Ale como retándole…

Lo siento, pero se me olvido, el lunes si te lo traigo…— Dominic trato de mostrarle lógica al asunto.

¡No!!!— Enseguida hizo un puchero, se cruzo los brazos y se giro hacia un lado… adorablemente… besable.

Y sin ser 100% consciente las manos de Dominic que estaban a un lado de las caderas del ojimiel comenzaron a moverse y se posaron en la cintura fina del niño…

No hagas eso, estúpido” Se reprendió mentalmente el chico mayor. Rápidamente quito las manos.

Mañana es viernes y sabes que no hay clase por la reunión de profesores- Otra vez la voz apática hablaba…—

¡Ven a mi casa!— Otra vez, con de orden hablo el pequeño…

No sé dónde vives— Bufo el mayor volviéndolo a sujetar por la cintura para bajarlo del escritorio…

Ven almorzar conmigo y así te muestro donde vivo…— Sonrió el pequeño con risa infantil y apetecible…

“¿Por qué cambia tan rápido…? ¿De enojado a feliz?” Era algo demasiado normal preguntarse aquello, y así lo hacia el castaño oscuro…

Lo siento, yo me largo mocoso— Se cruzó de brazos, estaba molesto Dominic…
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¡Kya!!! Tenemos pizza congelada— El ojimiel alzaba sus brazos en forma de victoria… Mientras dos ojos verdes praderas detrás de la barra de madera clara lo miraban con desinterés aunque con una muestra de fastidio…

¿Cómo rayos termine viniendo?” Se amonestó de la manera más aburrida el lindo chico adolescente…

Mientras Ale con una sonrisa amplia y de dulce diversión tomo la pizza mediana y la llevo al microondas blanco…

Quiero presentarte a alguien muy especial—El pequeño se voltio y se puso de puntillas con las manos atrás de manera picara…

¿Tu novia?— Resoplo el mayor con ligera burla. Pero se detuvo cuando vio el tremendo sonrojo en el rostro Loli shota del menor… trago grueso.

N-no yo no tengo novia…— Había curiosidad desde hace mucho, el pequeño quería aprovechar a preguntarle… -¿Y tú?- El niño lo miro aun mas sonrojado con porte delicioso…

¿Qué demonios? ¿Por qué me pongo tan nervioso?” El mayor tenía nervios…

Sí, de hecho se llama Natasha— Instantáneamente al decir eso, noto que la expresión del niño se volvió triste, quería de alguna manera animarlo pero ¿Ni él podía hacer eso con el mismo e iba a hacerlo con alguien más?

¿La amas?— Esa pregunta logro surcar la boca del menor hasta salir con intensidad y suspicacia…

No lo sé… es mi novia, desde luego que debo quererla— Razonable ¿no?

Pero no la amas— Afirmo y Sonrió brillantemente el niño, acción que dejo aturdido al ojos verdes ¿Qué demonios pasaba?, eso se preguntaba él…

¡Quiero presentarte a Cheescake! Espera aquí un momento porfa`— Tan pronto lo dijo, tan pronto salió corriendo… dejando a un muy confundido Dominic.

Cinco minutos después volvía un alegre sol en sonrisa… el pequeño con algo oscuro entre manos traía, su conejo Cheescake.

¿No estaba?— Le hablo desinteresadamente el mayor al menor.

¡No!!!— Fue tan divertido ver a Ale cerrando sus ojos y arrugando su dulce nariz en forma de rampa, agitándose de un lado al otro que de los labios de Dominic salió una sonrisa de alivio y gusto…

¡¿Ves?! Él es Chesscake mi amigo, siempre ha estado conmigo y… siempre me aconseja, aunque yo no le hago tanto caso, él es muy especial para mi…— Sonrió con evidente muestra infantil a decir todo aquello.

Esto, a decir verdad, ¿Presentar a Chesscake? Pues era un gancho, quizás especie de carnada ¿Quién no nota esas cosas?

Hola señor Chesscake…— Dijo con el típico tono indiferente, incluso cuando le presentaban a una persona de verdad, Dominic respondía muy similar, cosa que a Ale se le hacia magnificó, en realidad el podría ser su hermano mayor, él y solo él.

Ale coloco al lado del mayor al conejo en la barra, donde siempre lo colocaba cuando el cocinaba dejándolo en posición que observara con sus dos botones rojos de ojos lo que sucedía. Cuando terminaron de comer la pizza y algo de té helado, el pequeño le rogo al más alto que se quedara viendo una película con él a lo que recibió un rotundo “!No!”. No obstante…

La tarde transcurrió con un alegre niño ojimiel, un somnoliento Dominic y un estable conejo de felpa en el sofá gris viendo la película de Bob Esponja y se oían lo gritos de: -¡Soy un cacahuate!!!- Pero solo de parte del chico más pequeño, quien se le arrimaba con un poquito de esmero a su fuerte amigo, señor fastidio. Aunque por dentro, esas “arrimadas” no eran para nada desagradables para Dominic, eran todo lo contrario.

Quedamos así… mañana en la tarde te traigo el bendito cheescake— Resoplo con pereza…

Dominic… gracias por venir a almorzar conmigo— En realidad el pequeño estaba feliz ya que siempre comía solo.

¿Estas triste?— Pregunto el alto, alzando una ceja con muestra de interrogativa.

No, estoy muy feliz— Su típica risa aniñada volvió a cubrir aquel rostro pálido y sonrosado…

Tranquilo— El mayor revolvió el cabello del nene y salió por el portón de afuera…

¿Quién es él?— Pregunto el guardaespaldas que había salido de algún lugar.

Es… mi hermano mayor, pero ahora solo somos amigos— Esa voz inerte provenía del mismísimo pequeño adorable que miraba atentamente el camino que había recorrido el recién ido.
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Un hermoso jardín con varias mariposas amarillas cual pequeñas flores flotando en el ambiente, sillas negras de cabillas con dobleces románticos, una mesa redonda más o menos pequeña como para tomar el té, rellenada con una tetera pequeña negra con tazas de té rojas cerezas, terrones de azúcar y ponquecitos con crema chantilly cubiertos, dos de ellos con lluvia de colores y los otros dos con lluvia de chocolate…

Domingo en la mañana al lado de la casa con vista a la piscina con rampa solitaria. Estaba en la primera silla un señor Cheescake sentado bajo una pila de libros de quinto año de ciencias de Alessandro y en la otra se hallaba un niño ojimiel alegre tomando té  de limón y miel vestido con un short de blue jean ajustado con una camisa algo holgada blanca con un lazo negro simple al cuello muy elegante, debajo; sus pies muy juntos con converse negros cortes, un tanto altos, su mano sujetaba la taza de té con el meñique arriba y solo sonreía con picardía…

El que se ríe solo, de sus diabluras se acuerda…— Una voz masculina gruesa y elegante inundo el ambiente… no obstante el pequeño rio más fuerte, infantilmente llevándose a la boca el ponquecito lleno de crema con lluvia de colores. Alrededor, no había nadie más que Alessandro con el señor Cheescake, el pequeño toma una servilleta y se limpia el alrededor de su boca ya que le había quedado crema.

Soy solo un ángel que aprovecha sus virtudes— Replico el pequeño con un extraño tono de suspicacia… los ojos miel se tornaron un tanto más pequeños y dominantes.

Dominar no es un “don”, es una maldición para alguien que no sabe lo que quiere— Sentenciaba otra vez esa voz varonil y otra vez alrededor no había nadie más.

Vaya que sigues insistiendo con lo mismo… pues, ahora si estoy realmente seguro de que conseguí a mi “hermano mayor”— Respondía con voz de tranquilidad el pequeño haciendo énfasis en las comillas con sus dedos…

¿Hermano mayor o tu juguete?

¡Ya basta!!!— El pequeño alzo la voz levantándose bruscamente y mirando directamente al muñeco de al frente suyo, dejando las manos cerradas sobre la mesa…

Sorrento no va a regresar, incluso ni tu amigo de cuarto grado Ángelus, ni Milo el maestro de sexto, ni Sarah y menos Dominic, ni todos ellos se parecen a Sorrento, lo peor de todo es que lo sabes ¿O me equivoco?— Era razonable lo que decía con voz cuidadosa Cheescake, si, Cheescake…

No… pero esta vez sí quiero hacer las cosas bien— Musito el castaño claro.

No me gusta que me digas que no sé lo que quiero, porque si sé perfectamente lo que yo quiero…— Dejo en claro aquello el pequeño, regresando a su asiento.

Por otro lado esta José Luis… se comporta muy bien conmigo…— Rio dulzonamente volviendo a tornarse dulce…

¿Qué pasa con él?, di la verdad… a estas alturas ¿Para qué omitir información?— La voz elegante y profunda aún resonaba el lugar…

Ese imbécil cree que no sé lo que trama… se comporta tan dulce conmigo ¿Acaso cree que soy estúpido? Teniendo una novia como Mi Lu, busca donde no hay— Resoplo como desintoxicándose de tantas caretas de amabilidad y moe, tomando un sorbo de su delicioso té que humeaba deliciosamente aroma a miel, limón y canela.

Mi Lu… (?)

Sí, ella es una de las estudiantes más sobresalientes, además de ser hermosa es brigadier mayor en premilitar de último año— En particular, así era, ella era una chica esbelta, un tanto más baja que José Luis, ojos marrones y melena lisa natural y larga… también es temida por ser una de los instructores de premilitar más eficientes y disciplinarios.

Ten cuidado de él entonces…— Al terminar la frase se escucho el estruendo de una risa, voz divertida y aniñada…

Que se cuide mejor de mi…—Ale sugirió y sonrió brillantemente tomando otro sorbo de té en esa tacita blanca con un dibujo elegante de una orquídea sutilmente morada…
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Ale había “sufrido” especie de trauma al perder a su amigo Sorrento en segundo grado de escuela… se llevaban muy bien y aunque en ese entonces Ale no se dio cuenta de que lo que sentía por el pelinegro era amor y ansiedad… era muy pequeño para entenderlo y sentenciarlo.

-Recuerdo-

Tú no me vas a dejar… seré tu hermano mayor, eres muy chiquito y todos te quieren atropellar por eso— Sorrento, el niño cabellos negros un tanto largos de ocho años le hablaba firmemente a un Ale lloroso de siete años y medio, tirado en el suelo a plena hora del recreo mientras niños y niñas muy grandes jugaban a la pelota y pasaban alrededor…

Sí, g-gracias

          Una tierna y rosada mano era estrechada por otra mano un poquito más grande. Mientras todo se volvía algo más dulce.

     Todos los niños tienen algo en común… confianza e inocencia, hasta que se demuestre lo contrario.
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¿Por qué me besas en los labios? Eso es asqueroso…— Debajo de la frazada azul con carros rojos musita el pequeño Ale a Sorrento, quien tiene su misma edad pero es alto y como los padres de Ale casi nunca están en casa, “disfruta” haciéndole compañía al más pequeño “haciendo la tarea” juntos.

Es divertido hacerlo y siento cosquillas… ¿Tu no?— Lo abraza aún más en la cama.

Pues, si… pero siento como un vacío, no lo sé…— El ojimiel hace un puchero tras sentir el toque de avaricia por parte de su “hermano mayor” sobre su piel…
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Lunes, y aunque para muchos niños los lunes son lo peor, para Ale los lunes eran geniales ya que podía ver a Sorrento. Todos estaban en sus asientos en aquella aula mientras la maestra Asura se limaba las uñas, era extraño, se decía el pequeño castaño claro con el uniforme de camisa blanca y short azul. Desde el martes de la semana pasada su “hermano mayor” no asistía a clases. cuando de pronto entro una señora mayor alta con los cabellos blancos salteados por negros recogidos en un moño cebolla, con mirada cansada y falda larga rosa como una garza, no obstante todo estaba bien excepto cuando hablo con pesar…

Sorrento… Esta grave, está en el hospital central…— Justo un latido estremeció al más pequeño de aquel radio a la redonda…

¿Tristeza o miedo?

¿Qué le paso a mi mejor alumno?— La maestra se alteró un poco y aunque todos estuvieran dibujando, lanzando bolas de papel y avioncitos el único atento a la situación era Alessandro…

No sé qué tiene mi pequeño niño…— Sollozo la mujer mayor temblando como gelatina… Pero en realidad su esposo le ocultaba lo que le estaba sucediendo realmente a su niño.

No se preocupe como su maestra no le quitare puntos ni nada de la boleta, preocúpese ahora por su salud, por favor hágale llegar nuestros buenos deseos…—

Un lloriqueo seco y más fuerte dejo estático el ambiente escolar de niños inocentes escépticos de lo doloroso y peligroso que puede ser un niño enfermo…

No sé si va a volver…— Aquella mujer sucumbió de rodillas al suelo como el hermético sentimiento de angustia de Ale…

¡¿No va a venir otra vez?!!!— El castaño muy claro se levantó y fue hacia la señora…

¡Quiero verlo!!!— Un capricho, un berrinche, se pudo decir que de allí nació el caprichoso pero muy guardado ser de Alessadro…

Nadie decía nada. Alessandro estaba rojo con sus ojos humedecidos solo un tanto… niño furioso.

Él… él llamaba a Ale, al pequeño Ale ¿E-eres tú?— Se oyó un susurro femenino…

¡Yo soy Ale!!!... ¡Y quiero verlo ahora!!!— El grito de Ale inundo el salón de clases…

Voy a tener que llamar a tus padres para ver si te pueden dejar ir a ver a Sorrento

La vida es corta y más para un niño de segundo grado…

“Con tu inocencia y tu belleza podrías tener todo lo que quisieras, pero como eres tan lindo y bueno, yo te guiare… ya verás” Esas palabra de hace ya tanto se oían tan… ahora.

“Sabes cuál sería mi deseo… que tú y yo siempre estuviéramos juntos, te quiero Ale, y cuando seamos grandes, serás solo mío y de nadie más” Esa sonrisa traviesa de hace años impactaba contra en presente de Ale.

La maestra baja con rulos muy largos salió del salón hacia la dirección en busca del permiso de los padres de Alessandro… Al contestar la madre, como siempre estaba muy ocupada pero aun así dio permiso sí lo podían ir a llevar y a traer… La maestra acepto temerosa y franca de que ese fuese el último deseo del pequeño que estaba en cama, ver a su amigo, su compañero… Pero como siempre, una conciencia limpia es el “alivio” de muchos en otras palabras simples interés.
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La camioneta blanca al estacionarse hizo que el corazón del ojimiel relampagueara de desesperación porque en su inocencia él pensaba como lógica “no verlo nunca más” es mucho tiempo y el que amaba los lunes solo por Sorrento ¡No era justo!
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Los pasillos de cerámicas verdes olivos relucientes parecían burlarse del dolor de Alessandro y mientras que el más creía esto, más fruncía su ceño y su corazón cada vez se encogía más.

Todos se detuvieron en medio de esa doble puerta de madera clara con un cartel blanco con nombre: “Terapia intensiva” ¿Qué era eso? Pues, eso era lo menos importante, ahora un señor con gorro azul cielo y vestimenta con zapatos azul índigo veía con tono inerte a la mujer mayor, quien al parecer era la madre de ese niño en peligro, el que conducía antes, era el padre y la maestra de rulos oscuros sostenía a Alessandro, el niño que le brotaban las lágrimas solas, sin pizca de sonido ni mueca…

Rápidamente el doctor comenzó a vestir al más pequeñito con un gorro, una bata y zapatitos en conjunto de azules, a lo último Ale solo se miraba sus manos con mucho determinación, el medico se dio cuenta de que el niño podría sufrir un trauma pero en el otro lado de la balanza se encontraba un niño agonizante con un último deseo y así seria, el hombre tomo un envase con nombre “gel anti bacterial” y se lo esparció por las manitos delicadas del menor…
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Pasa— El hombre ojos grises, el doctor le hizo una rápida seña a una enfermera para que le buscara un banquillo o algo parecido para que estuviera a la altura del enfermo… Una vez que el menor subió quedo perplejo es decir; Sorrento no tenía cabello se veía muy tierno pero muy raro en los ojos miel, sus ojos eran pesados como con un sueño macabro, tenía miles y miles de cables, una máquina que pitaba con deficiencia y otra que solo parpadeaba un luz roja molesta, Sorrento parecía que ya no duraba mucho, parecía… un robot.

Pareces un robot Sorren— Sonrió con dulzura Ale

S-sí, perdón por no estar para cuidarte… ni siquiera me puedo parar de aquí— Con pesar pero con fuerza interior Sorrento con sus ojitos achinados negros con ojeras hablaba con firmeza, quería demostrarle que él seguía siendo su hermano mayor.

¿No me vas a cuidar más?— Ale estaba demasiado aturdido, demasiado confundido, un niño de su edad no asimila todas las emociones que estaba viviendo…

Te amo Ale— Ese susurro inundo los sentidos del más chiquito, acción que hizo entrada a la ¿rabia?

¿No me vas a cuidar?— La dulzura de Alessandro se ocultó por completo dejándolo en absoluto.

Silencio por varios minutos tras respiros pesados que daba Sorrento…

Lo siento— Sorrento se sintió mal…

¡Levántate y se mi hermano mayor, lo prometiste!!!—Ale no derramaba ni una lagrima.

Di que me amas tanto como a ti…— Sonrió con típica picardía Sorrento, pareció como si se hubiese mejorado en un santiamén… Subió sus manitas y tomo una de las manos que Ale dejaba sobre la cama, lentamente las subió envuelta y la beso.

Dímelo— Con voz firme pero con ganas sentencio.

Te amo— Dijo Ale sesgadamente con dos gotas salinas corriendo por ambas de sus sonrosadas y preocupadas mejillas… Sus manitos entrelazadas reposaron en la cama.

Te amo mucho— Hizo énfasis el castaño claro con sus ojitos aguados y brillantes, reprimiendo torpemente sus lágrimas transparentes como sus sentimientos.

Cuando vayas para mi casa— Susurro apenas entrecerrando los ojos… —Toma a Cheescake y…— La voz de Sorrento en susurro, se iba apagando como vela de cumpleaños, rápidamente eso hizo que Ale se le acelerara el corazón de un miedo, para él, incoherente…

Cuida a Cheescake… se su hermano mayor… ¿Si?— Musito pobre… ya con los ojos cerrados a una oscuridad irremediable que lo halaba hacia alguna parte, mientras el pitico se iba siendo más y más fastidioso…

¡Sí!!!— Junto a ese “sí” adorable, alguien tomo de los brazos al pequeño para alejarlo y sacarlo, para que luego muchas personas vestidas de azul rodearan a Sorrento con desesperación…
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El niño tenía cáncer terminal, esos cánceres que son rápidos y no tan crueles…

El único amor y capricho de Alessandro era Sorrento, convirtiéndose con el tiempo en busca de un “hermano mayor” que no pudiera vivir sin él y viceversa.

-Fin del recuerdo-
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2 comentarios:

  1. T______T es una bellisima historia me hiciste llorar !!!!!

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    1. Bueno, muchas gracias por leerla y me emociona que una mangaka me haya dejado su coment, TuT 'toy muy feliz kyaaa!!! *w*

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Maid Comentario n.n

Maid caritas De: Pervert Mind

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