Capítulo VIII
粉雪 Kona yuki
La temporada de baile,
el polvo de nieve siempre nos pasa cerca
Aunque perdidos en la multitud,
estamos mirando el mismo cielo
el viento sopla en nosotros de una forma similar
Probablemente todavía no lo sé todo de ti,
fuera del millón de personas te encontré a ti
y pensé que no hay bases
realmente sentí eso
Sin pelear por cosas triviales
no podemos estar juntos
Si fuéramos incapaces
de ser honestos uno con el otro
la felicidad y la tristeza serian peor
Si el polvo de la nieve
Esta tiñendo nuestros blancos corazones
ah ah ah ah
¿Podríamos compartir nuestra soledad?
Con mi oído presione cerca de tu corazón
quiero ir descendiendo despacio a las profundidades
en donde tu voz me conduce
hay que conocernos ahí una vez más
He deseado que nos entendiéramos el uno al otro
rararai, rararai, rararai,
pero fui yo quien ha cepillado la superficie
También pensé, solo agarrando firmemente
tu mano entumecida por el frio
que estabamos conectados antes de la eternidad
El polvo de nieve es muy frágil
ah ah ah ah
tapa la superficie del grueso asfalto
Polvo de nieve, tú sabes,
a veces no soy confiable y mi corazón está encerrado
ah ah ah ah
sin embargo quiero seguir protegiéndote ahh
Si el polvo de neve tiñe nuestros blancos corazones
ah ah ah ah
nuestra soledad será engullida y regresara al cielo
Kona yuki ~
Al llegar, Angelo me mando a duchar y a
acostar a los niños, apenas deje la ducha me asome con cuidado y no había nadie
en el cuarto, me vestí con tranquilidad y quería acostarme un rato.
Antes de quedarme dormido sentí la mano de Angelo en la mía, me
desarropo.
Me asusté mucho.
—¿Te
acuerdas cuando nos casamos?—
Miraba mi anillo atentamente entre la
oscuridad, yo solo sentía que mi respiración se extinguía.
—Íbamos
estar en la enfermedad, la pobreza y hasta que la muerte nos separara—
—M-me…
¿me vas a matar?—
—No,
deja de estar tan asustado. Cuando no sabía a donde se habían ido me asusté
mucho pensé en que si no los vería de nuevo pues, de seguro mataría sospechoso
tras sospechoso luego vi las grabaciones— Sonrió tristemente para
besarme la mano.
—Y-yo
no me acosté con Gil en ningún momento—
—Pues,
gracias al cielo que no lo hiciste… te vi desesperado en el video. Parecía que
escapabas de un asesino o alguien peor, esos bolsos en tus hombros más los
bebes y sacaste fuerza de donde no la tenías—
—Tenía
mucho miedo de que me descubrieras y todo acabara como siempre—
—Te
amo y por eso creo que es mejor que te quite esto—
Justo vi como rodaba mi anillo de oro
blanco hacia arriba…
—No—
Escondí la mano simultáneamente arrugue mi rostro como contradiciéndome.
Si Angelo me dejaba sin intentar un método
que nos ayudara quizás moriría pero de igual él podría terminar matándome a
golpes. Sin embargo verlo de nuevo hacia que mi corazón latiera masoquistamente
con la esperanza de que pudiera cambiar su forma de ser tan violenta.
—Vamos
a ir a terapia o algo para intentar solucionar…—
Tome su mano y la bese.
Él no respondió, así que me coloque de
rodillas en la cama y le bese el cuello.
—Di
que sí y te lo hare ahora mismo— Hablo mi corazón
desesperado.
—Está
bien, no los descuidare al menos de manera económica ni a ti ni a los niños—
Tomo mis manos en el aire para separarme.
—¡Oh
por Dios! Te gusta alguien más— Ya estaba llorando.
—No,
pero entiende que si volvemos te voy a golpear y ya no podré controlarme—
—Intentémoslo
juntos, solo… no sé—
Sentí sus manos apretando mis caderas
mientras yo le besaba ferozmente.
¿Podríamos lograrlo?
Quizás solo necesitaba terapia, eso era
todo para que su violencia cesara contra mí.
—Te
amo ah~—
Me quito mi pijama de pantalones de
cuadros rojos, se quitó su pantalón blue jean y desabotone su camisa azul para
sentir su trabajado pecho con mis manos, me monto encima suyo y comenzó a
tocarme la espalda para bajar y apretar, ingreso dedos en mi cavidad. De
repente me entro una calentura que conocía y comencé a gemirle para que entrara
en mí, cosa que él ni corto ni perezoso hizo.
—Más
¡Ahí, ahí!— Gritaba nublado en dolor y placer al sentir todo
mi esposo dentro de mí.
Estocadas resbalosas hacían que babeara
gimiendo y moviéndome veloz.
Al ambos terminar, me acosté a un lado,
tenía mucho sueño.
—Me
iré a Moscú con Emily, mi familia estará conforme y tú serás libre… hablare con
los gemelos a través de videos llamadas y tendrás todo el dinero que hay en tu
cuenta, el que te transferí desde antes de casarnos, mucho dinero—
Antes de dormirme oí
aquello.
—Tu…
ya no más, ya no hagas más daño de lo que me has hecho—
Vi todo oscurecer por el sueño que me cubría.
.
.
.
A la mañana siguiente me levante temprano
por el hambre feroz que me dio, me duche y baje a hacer desayuno pero un dolor
en mi vientre no me dejo tranquilo, me prive
justo vi a el chico caucásico que hacía de guardia en la casa viniendo
hacia mi mientras movía sus labios.
“¿Se encuentra bien?”…
.
.
.
Desperté en un cuarto de un hospital.
Estaba solo ¿Qué habría pasado?
—Una
vía…—
Si, tenía suero en mano derecha.
—Enfermera…—
Vaya, estaba muy débil.
Así paso como una hora cuando se abrió la
puerta y vi a Angelo entrando con los bebes.
—¡Niños!—
Abrí los brazos conjuntos mis pequeños abrían también sus brazos.
—No
querían comer sin que tu estuvieras con ellos— Dijo Angelo
sonriéndome para dejar a los bebes en mi cama, luego le pasaban de afuera
globos hecho con helio en forma de ositos.
—Mmm
está bien… tienes desde ayer dormido, el doctor dijo que estabas deshidratado y
tuvieron que colocarte sangre porque tu hemoglobina estaba baja ¿Acaso no comías
o que rayos?—
—Ya
no me regañes más de igual tengo que cuidarme para mantenerme fuerte y cuidar a
mis niños solo—
—También
a tu otro bebe—
Lo mire con el ceño fruncido y seguí
abrazando a mis hijos. La puerta se abrió de nuevo.
—Sabía
que despertarías— Un hombre trigueño casi sin cabellos y
con sonrisa bastante divertida me decía aquello.
—Soy
el Doctor Salas, oh veo estos globos… entonces ¡Felicitaciones!—
—Por
qué ¿Qué tengo?—
—Tienes
un mes de gestación—
—Oh…
no ¿Yo?—
—Cariño,
ni que fuera yo— Angelo lo decía tan simple que me
enoje mucho.
—¡Eres
un…!—
Mire a los bebes que estaban como expectante ante mis palabras.
—Bueno,
ya están de alta, la orden se la piden a la enfermera que este de guardia
además te dará la fecha para tu control y felicidades—
Se despidió el doctor cortésmente.
—¿Te
duele algo?— Angelo corrió hacia mí al verme
llorar.
—¡No!
Es que me vas a dejar con una barriga, estaremos solos—
Llore mientras que Angelo me abrazaba y sentí como si se burlara de mí.
—Amas
a Emily ¡Vete con ella!—
Mientras repetía “vete” una y otra vez, el
de cabellos castaños muy claros me mantenía dentro de un abrazo para darme un
beso en mi cabeza.
—¿Por
qué me haces todo tan fácil de arriesgar?— Vi su sonrisa
cual sol.
Y antes de besarnos escuchábamos como los
gemelos lloraban por hambre, tirando de mi ropa. Y los dos sonreímos.
—Pásame
los envases con los almuerzos—
Y comencé a darles de comer a mis hijos
mientras Angelo estaba sentado en la ventana mirándonos.
—¿Qué
tanto nos ves?—
Su mano se posó en su mejilla para mostrar
sus dientes.
—Izvinite…—
“Perdónenme”.
Claramente su ruso seguía intacto, ya era
mucho tiempo que no le escuchaba decir nada en su idioma natal.
—No
te preocupes… solo soluciona las cosas con tu familia, somos tu familia y eso
nunca cambiara— Le reí alentándolo a que enmendara las
cosa que estaban mal entre los dos.
—Necesito
seguir en el empleo que tengo—
Le di un bocado a Daniel.
—También
necesitas encontrar la forma en que no nos tengas enjaulados—
—Entonces
nos mudaremos al centro y esperaremos un pequeño tiempo para mudarnos a algún
lugar que te guste para vivir, desde luego tendré que comprar algunas cosas
para mantenernos—
—Entonces
¿Me dejarías trabajar?— Susurre lo suficientemente fuerte
para que me escuchara, lo vi de reojo y vi que se tensaba.
—Vas
muy rápido, Gabriel— Su entrecejo se arrugo.
—Podría
darte lo que quieras a cambio—
Y así recalque “lo que quieras”.
—Ya
veremos—
Se estaba enojando.
—¿Veras
qué? Por qué te pones así ante el hecho de trabajar—
—Vas
muy rápido, maldición—
Sus manos se transformaron en puños. Mala
señal y esa señal alerto a mi cerebro.
Me golpearía, me asuste.
—L-lo
siento… no frente a los n-niños—
—No,
yo lo siento. Me molesta que me pidas algo así cuando tenemos dos niños y uno
en camino, mi meta fue que cuando formalizáramos ¡quien saldría a trabajar iba
a ser yo y no tú! odiaba cuando decías si te había ido bien o mal como profesor—
Tape mi rostro, estaba temblando.
—Sera
mejor que me calle y te deje tomar el control absoluto—
Dije en tono irónico.
—Esto
no funcionara, Gabriel—
—No,
no funcionara, como antes…— Mis lágrimas se acumulaban pero
necesitaba darle de comer a mis pequeños.
.
.
.
Era Junio y un camión enorme traía parte
de la mudanza que había seleccionado como necesaria, me había mudado a una
pequeña ciudad, parecía más bien pueblo.
Angelo estaba vestido casual, había
accedido a quedarse el fin de semana más los días que tomamos para dejarnos
instalados a los niños y a mí en la nueva casa.
Era divertido ver cargar cosas a Angelo,
verlo sudar y tomarme de las manos cuando intentaba cargar algo pesado.
Era divertido y familiar porque solo
estábamos él, los niños y yo.
Los niños se divertían en el que iba a
hacer el patio porque la casa tenía dos columpios y un pequeño tobogán
amarillo.
—Esto
es agotador pero después de cinco días, ya todo está bien—
—Gracias
por aceptar a hacer esto, tome algunas fotos para un álbum… los niños les
gustara y a…— Tape mi rostro.
Sentí como me agarraba de las muñecas para
separarme las manos.
—Te
amo— Escuche.
—Mentira—
Sonreí con lágrimas en los ojos.
Maldije mis hormonas.
—No,
no es mentira—
—Estaré
solo ¡Como siempre! Ni siquiera intentaste… yo no lo valgo, lo sé—
Allí estaba mi realidad.
—Tú
vales todo, tú eres todo para mí. Tengo que irme—
—Sí,
solo despídete bien de los bebes—
Doble a la esquina ¡Wow! Dolía mucho mi pecho.
Me pegue a la pared y mi espalda resbalo…
hasta el suelo y me tape los ojos.
—Cuando
diste a luz yo no estaba y me asusté mucho por no haber estado allí para cuando
te dieron los dolores—
Asentí limpiando mi rostro.
—Me
quedare contigo… y aunque este muy cansado te hare el amor esta noche—
Se agacho a mi altura, pase mis brazos
por su cuello y los bese profundamente. El suelo se había alejado porque Angelo
me cargaba.
—Vamos
a ver que hacen los súper bebes— Me dijo al oído.
—Si…—
.
.
Continuara…
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Maid Comentario n.n